Fecha

25 septiembre 2018

El futuro del producto moda: la economía circular, la tecnología integrada y la recuperación de los oficios artesanales.

La concepción del producto de moda en la actualidad está cambiando de forma radical, a día de hoy es importante conocer la verdadera historia de lo que llevamos puesto, desde su concepción en la mente del diseñador hasta nuestras propias manos: su historia le da valor. Paralelamente asistimos al desarrollo de la tecnología al servicio de la funcionalidad: tejidos inteligentes con múltiples funciones o aplicaciones que rompen definitivamente las barreras entre cuerpo y tecnología.

Estas realidades nos muestran un futuro de diálogo con el producto, lo cual unido a problemáticas concretas del sector, como la deslocalización o la escasez de profesionales especializados en el buen hacer basado en la artesanía, nos instan a asomarnos a un horizonte rico en oportunidades, que se inclina a pensar que en la colaboración basada en la economía circular está la respuesta.

Los profesionales del IED nos ayudan a analizar este complejo panorama desde varios ángulos, mostrándonos un futuro en el que todos somos piezas claves, el producto de moda que llega a nosotros no es solo un objeto, es también una oportunidad para explorar las nuevas puertas que se abren ante nosotros: nuevos materiales, recuperación de los oficios y concepciones distintas de la producción.

Del fast fashion a la economía circular

Comprar, usar y tirar. Este modelo, no debería perpetuarse si los consumidores tomaran una consciencia real de la larga cadena de consecuencias negativas que conlleva. Luci Siegle apunta en su exitoso libro To Die For: Is Fashion Wearing Out the World? que entre el 20 y el 60% de las prendas fabricadas para grandes cadenas de fast fashion están confeccionadas o al menos acabadas en hogares particulares de trabajadores sin seguro social, incluso menores participan en su elaboración con el fin de ayudar a la economía familiar. Este tipo de prácticas son habituales, pero cada vez se visibilizan más ante un consumidor que quiere ser parte activa de un cambio hacia las buenas prácticas en la producción. La pelota está en el tejado de las grandes empresas, y muchas de ellas ya han iniciado un camino alentador. La economía circular ya se está aplicando y tenemos ejemplos que según las cifras funcionan, posicionándose en el plano de lo eco chic y funcionando a pleno rendimiento de forma responsable: Edun (firma de moda) y NUDE (dedicada a la cosmética), ambas fundadas por Ali Hewson, licenciada en Sociología y Políticas y activista antinuclear.

Eleonora Fiorani se centra en un cambio de paradigma a la hora de abordar el modelo actual poco sostenible y nos hace mirar hacia un futuro lógico en la industria: “en el sistema de la moda se reafirmará lo que Aldo Bonomi (La società circolare. Fordismo, capitalismo molecolare, sharing economy, 2016) ha llamado la sociedad circular”.

Así lo confirma Yamê Reis: “la moda necesita encajarse en el circuito de la economía circular para dejar de producir impacto medioambiental. Por otro lado, en un país como Brasil es especialmente importante la responsabilidad social, en este punto es muy importante la transparencia, saber quién organiza, dónde están los puntos débiles; es una cadena muy larga, desde la producción de materia prima. Brasil es un país donde se puede cumplir la cadena completa desde la producción del algodón hasta la entrega del producto final. La transparencia tiene que ver con esa cadena, con saber qué está pasando con ella y con que en ella todas las partes obtengan beneficios y no solo las grandes empresas”.

En esta dinámica de consumo desenfrenado algo se pierde por el camino y es sin duda la importancia del diseño. Rocío Ortiz de Bethencourt lo explica claramente: “la incomodidad inspira a la creatividad. Estamos viviendo unos años en los que el consumidor marca la pauta en el sector de la moda y está acostumbrado a tener colecciones cada 15 días: esto es inviable. Un buen diseño necesita sedimentación”, además la experta en gestión de moda pone el acento sobre la economía circular: “la economía circular se basa en el reciclaje de las prendas, en la utilización de procesos de fabricación en los que haya un aprovechamiento del agua purificada o de los materiales. Se basa en usar lo que ya tenemos, dar una segunda vida a los productos y para esto hay empresas como Adidas, el Grupo KeringVestiaire Collective, ThredUP, que ponen plataformas a nuestra disposición para que se vaya inculcando en el consumidor esa mentalidad de economía circular”.

Materiales y revolución tecnológica: las grandes posibilidades de la industria

Sin duda, dentro de la producción de moda uno de los puntos claves es el material, un aspecto en el que incide de manera muy especial Isabel Berz: “en un mundo tan globalizado y, sobre todo, digitalizado, que ha transformado las relaciones, la conciencia sobre el material es algo muy importante, es importante el material físico y también los conocimientos que adquirimos sobre él”.

En los últimos años observamos un claro repunte del interés por las materias primas, la trazabilidad del material que conforma lo que llevamos puesto. Eco Age, consultora y agencia de comunicación de referencia en este aspecto tiene por misión principal realizar un exhaustivo control de calidad del material con el que trabajan las grandes firmas de moda, desde pieles hasta diamantes. Mediante la consultoría, Eco Age garantiza la sostenibilidad de procesos y materiales.

Actualmente el consumidor premium demanda la historia de la prenda que adquiere: no basta con que esté bien hecha, es necesario conocer los pormenores del material que la conforma, los procesos a los que ha sido sometido y las condiciones socialmente responsables en las que se ha fabricado.

La revolución tecnológica aplicada a moda avanza a pasos agigantados, aunque en el ámbito del consumo a gran escala tardaremos unos años en ver wearables integrados en nuestro armario de forma cotidiana. En el ámbito de la moda deportiva estos pasos van a mayor velocidad, como no podría ser de otra forma y las grandes firmas de referencia están introduciendo dispositivos termorreguladores y tejidos inteligentes en la oferta que ofrecen al consumidor. Nuestros cuerpos y la tecnología integrada en ellos actualmente no suena a ciencia ficción, muy al contrario parece un paso cercano y pertinente.

Isabel Berz realiza una interesante reflexión sobre posibles fusiones entre el mundo del diseño, la materia y la tecnología integrada: “un aspecto clave de la materialidad es reivindicar la sensualidad en la materia: el tacto, la búsqueda del cuerpo… De hecho, hoy se habla de Internet of the body y de acercar la tecnología al cuerpo. ¿Cómo se puede eliminar el límite entre cuerpo y tecnología? La vestimenta no cambiará tanto, el gran desafío está en hacer la tecnología de un modo similar a como se hace la moda: más emocional, sensual. Por el momento la tecnología se presenta quizás con formas bellas, pero son duras, no son flexibles, no están pensadas para tener un tacto interesante”.

El e-commerce también está creando nuevas configuraciones dentro del sector, Monica Poggi, especializada en este ámbito, nos lo relata así: “el advenimiento de la cuarta revolución industrial ha invitado, tanto a las empresas como a los consumidores, a acercarse a un nuevo canal de distribución que ya no es tangible, como el tradicionalmente llamado bricks and mortar, pero en versión virtual”.

El movimiento maker y el auge del nuevo craft

La revolución del movimiento maker es imparable, tecnología y artesanía se dan la mano, y desde los múltiples fab-labs que proliferan mundialmente se generan nuevas formas de entender el papel del “hacedor”. La impresión en 3D abre un mundo ilimitado de posibilidades a la hora de diseñar y poder de manera prácticamente inmediata tener en nuestras manos el diseño que hemos realizado. Desde cualquier parte, eliminando las barreras del espacio físico podemos vislumbrar alternativas a problemas como la deslocalización, e incluso empezar a hablar con propiedad del codiseño como una realidad incipiente y al alza.

El nuevo craft suma adeptos cada día y la fascinación por fabricar nuestros propios objetos y prendas abre nuevas lecturas a la hora de cuestionar el modelo de consumo actual, así como la valoración que hacemos del trabajo manual y el producto final realizado mediante estos procedimientos.

Alberico Guerzoni se ha interesado de manera muy especial por las diferentes facetas de la artesanía en la actualidad y nos recomienda revisitar una muestra que trató este tema: “Crafting the Future, una exposición celebrada en 2016 en el MUDEC, que ha sido una de las primeras que ha tratado de una forma concreta historias de artesanía e innovación, que era el subtítulo de la muestra. Esta exposición fue comisariada por la Cámara Nacional de la Moda Italiana, con apoyo del Ministerio del Desarrollo Económico, por tanto, por la agencia para la promoción en el extranjero y la internacionalización de las empresas italianas”.

Otra de las exposiciones recientes centradas en este apasionante tema fue ¡Viva la diferencia!, celebrada en Madrid dentro del itinerario de la primera edición del Madrid Design Festival.

El historiador y experto en moda también nos acerca a ejemplos de empresa que están explorando las posibilidades de esta nueva revisión de los antiguos modelos, adaptándolos al presente y al futuro: “uno de los casos –a mi parecer– más felices de estos nuevos conceptos de artesanía, saber hacer, innovación y futuro es la empresa Brunello Cucinelli, que parte de ecosostenibilidad, saber hacer y distrito, desde el punto de vista social de la relación humana. Por tanto, pasa sobre todo por el respeto de los trabajadores, crear nuevos equipos y formas de trabajo. Es pues sostenible partiendo de una base verdadera y humana”.

Rocío Ortiz de Bethencourt hace una firme apuesta por la recuperación de los oficios: “es obligación de las escuelas de moda formar a las futuras generaciones para que trabajen como zapateros, marroquineros, patronistas, sastres, modelistas o cortadores” y asegura que este será el próximo horizonte: “la combinación de la artesanía innovadora junto con la nueva tecnología y la digitalización es la clave del éxito en el sector de la moda”.

En los próximos años asistiremos a una gran transformación de la fabricación en el producto moda, nuevos procesos, nuevos modelos de negocio e innovación al servicio de la creatividad.

 

Foto: Demis Crudeli y Giulia Torra

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