Fecha

08 marzo 2019

La nueva cara del diseño: entre la multidisciplinariedad y la responsabilidad social, el reto de crear un mundo mejor a través de la creatividad.

Es complicado definir hoy cuál es o debe ser la función del diseñador en nuestra sociedad, debido a la complejidad de la misma y a las incesantes transformaciones que la atraviesan. Sin embargo, es una cuestión crucial sobre la que debemos reflexionar, y para ello hemos acudido a nuestros exalumnos para que nos orienten, gracias a su experiencia en el ámbito profesional de la creatividad.

Actualmente las vertientes y especialidades dentro del diseño son muchas y variadas, y en paralelo al desarrollo tecnológico irán surgiendo más y más. Pero hay algo que todas ellas comparten y es la intención de mejorar el mundo que nos rodea y la forma en la que lo habitamos.

Desde un software a una americana, un jarrón o una estrategia de diseño relacional, la transversalidad es inherente a la finalidad última del diseño: plantear alternativas que resulten enriquecedoras para nuestro entorno desde la mirada creativa.

Precisamente Mayra Sasso, diseñadora especializada en desarrollo digital y UX, habla de esta innegable transversalidad: “El diseñador es el gran traductor y arquitecto entre todas las disciplinas. Es quien entiende las necesidades del usuario, del negocio y de la innovación y las transforma en soluciones (...) Gran parte del trabajo del diseñador es conectar (...) Su labor se relaciona con todas las áreas y puede ser de todas las áreas”. Y Carlotta Dasso, diseñadora de joyas, añade: “El diseño es cada vez más interdisciplinar, y es esto lo que debe apreciar la mirada atenta del diseñador que se acerca al mundo del trabajo. Debemos aprender a contaminarnos (...) Todo con vistas a la centralidad de las exigencias humanas, porque esta es la verdadera tarea del diseño”.

Por último, Federigo Gabellieri, director de arte y creativo especializado en diseño editorial, refuerza con su testimonio esta actual deriva multidisciplinar: “Los diseñadores tienen quizás más responsabilidad ahora que en el pasado, vivimos un periodo de claro sincretismo entre las diversas artes, disciplinas y áreas de mercado (...) Si antes el trabajo estaba concentrado en una disciplina, ahora es impensable no conocer las demás. Por tanto, el creativo debe estar capacitado para actuar como enlace de estos flujos, gestionarlos y combinar varias referencias culturales, creando algo nuevo”.

A pesar de la innegable tendencia a la multidisciplinariedad y la transversalidad, hay algunas disciplinas que se prestan menos a esta continua contaminación. Barbara Caranza, en su papel de restauradora y diseñadora, nos comenta que “el restaurador sigue siendo hoy una figura que interactúa muy poco con otros profesionales que se ocupan del patrimonio cultural”.

Jaime Álvarez, diseñador de moda, por su parte, pone en valor esta conexión, pero advierte sobre el aspecto económico: “Hoy más que nunca, el diseñador tiene que estar en contacto directo con lo que sucede alrededor, así como tomar decisiones estratégicas o empresariales. Sin embargo, un diseñador siempre será de una rama creativa y se debe centrar en ella, por lo que debe contar con un gestor para sopesar decisiones económicas”.

Italo Marseglia, también diseñador de moda comparte esta perspectiva de manera clara: “Creo que hoy ya no podemos ser puramente creativos. Es necesario saber cómo relacionar y calibrar la creatividad de uno en función de los inputs que nos llegan de las áreas de negocios fuertemente conectados con nuestro trabajo: ventas, marketing o comunicación. Es el trabajo en equipo y la sincronía lo que determina el éxito de una creatividad. ¡Gracias a la relación con el mercado, objetivo u otras necesidades, comenzamos a diseñar como verdaderos diseñadores!”.

Clara Guerrini, también diseñadora de moda, nos habla al igual que Jaime del aspecto estratégico en el ejercicio del diseño: “Para un diseñador es esencial tener presente cada área que se encarga del proceso de realizar y vender un proyecto o un producto. En la planificación, es necesario seguir algunas pautas relacionadas con los aspectos prácticos y de venta. La buena comunicación entre las partes y la mejora de la línea de ensamblaje y las sinergias que se crean entre los diversos departamentos y sectores inevitablemente reflejan el éxito de un camino que no solo es creativo”. Su compañero de profesión, Italo, asevera: “Los diseñadores estamos cada vez más llamados a tener una conexión estrecha y práctica con el mundo del marketing”.

Por otro lado, el diseño relacional es una faceta que aborda Niccolò Bonanni, diseñador especializado en movilidad, definiendo al diseñador de hoy de esta forma: “Es quien puede entender, en cualquier situación, cuáles son las necesidades de las personas para poder traducirlas y formular un plan de acción efectivo. Todo gira en torno al intercambio y la interacción entre individuos. Si lo pensamos, todos somos un poco diseñadores en la vida cotidiana”.

Stef Silva, experta en diseño estratégico y diseño de futuros, tiene muy claro el papel que debe jugar hoy el diseño y se desenvuelve en el ámbito colaborativo: “La colaboración es la clave de todo, en mi opinión. Cuantas más personas trabajemos, cuidemos y mejoremos lo que nos rodea, todo saldrá mucho mejor. Y entre todos ellos, la persona que habla desde el Diseño y la Creatividad tiene todas las herramientas para orquestar y canalizar esa fuerza de cambio. También pienso que la principal función de un diseñador o diseñadora es ser el nexo entre la sociedad (a través de su empatía) y un mundo mejor (a través de un diseño ético y sostenible)”.

Por su parte, Fernanda Carminate, arquitecta y diseñadora de interiores, destaca sobre la percepción del papel del diseñador hoy: “Actualmente veo un cierto cambio en el paradigma elitista del diseño: las personas que tratan con la creación entienden que su trabajo puede ser una herramienta de transformación en diversas esferas, y que esta función es mucho más importante que hacer un trabajo puramente estético o centrado en el retorno financiero. Unido a eso, la facilidad de exposición de nuestro trabajo al gran público en los medios y redes sociales ha facilitado la percepción de nuestra labor de una forma directa y accesible”.

La realidad tiene muchas más facetas, y es Matteo Guarnaccia, diseñador especializado en fabricación digital, quien nos llama la atención sobre la problemática que puede suponer la producción en un mundo global y sobre el papel que ocupa el diseñador en este contexto: “El diseño es una extensión directa de la vida cotidiana, de cualquier manera posible, política, económica... Si identificamos a un diseñador como un solucionador de problemas, no podemos seguir tendencias. La globalización es un problema cultural real y veo a los diseñadores como uno de los principales responsables de mantener las barreras culturales en las producciones y experiencias, dando la importancia adecuada a las fuentes locales en una producción global”.

Los diseñadores como solucionadores y creadores de nexos, constructores de nuevas realidades y en constante transformación. Gracias a la visión de los protagonistas de nuestro número, podemos ver que el actual rol del profesional del diseño es flexible y polivalente. El gran reto es la adaptación al cambio. Atrévete a vivirlo a través del design.

Autora: Rosa Moreno Laorga

Foto portada: Sandra Rueda, Lara Docampo

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