Fecha

10 mayo 2018

La revolución del diseño: el entrelazamiento de la artesanía, la tecnología digital y la participación creativa

Gracias a la aparición de nuevas tecnologías, la artesanía ha visto ampliados sus horizontes, dando nuevas oportunidades de producción. Esto no debe analizarse únicamente desde un punto de vista formal o económico, sino que supone una verdadera revolución cultural.

Siempre ha existido una creciente e importante industria del diseño más elaborado y elitista, cuyas formas, materiales y número reducido de piezas requiere de procesos de fabricación propios del ámbito artesanal. Unos procedimientos que, por otra parte, nunca han dejado de emplearse en la industria de la máxima calidad, en mobiliario, vestuario, complementos de moda e incluso automóvil. La preeminencia de la pieza única, o el original múltiple de las series calcográficas, han ten siempre valor indiscutible del arte, que subyace en una pieza artesanal y que en diseño se ha venido dando, tanto como pieza única como en serie limitada.

Por otra parte, tenemos el interés del factor cultural como connotación de la artesanía -como bien ha explicado con frecuencia Tachy Mora-, y un producto que ha sido realizado directamente por personas, mediante su maestría en el proceso de fabricación y sus capacidades para hacer algo del modo que les satisface. Este otro aspecto denota el producto hecho con amor y como prolongación de una vida de otra persona, que tiene un valor especial en este contexto de impersonalidad y exceso de producción y consumo industrial indiscriminado, que del mismo modo quedan abandonados antes de concluir su utilidad. Es un modo de sentir la humanidad que se aprecia en el acabado manual, con las imperfecciones o irregularidades propias de la manufactura de su fabricante.

Pasquale Salzillo, a partir de las conclusiones de Negroponte en Essere digitale, afirma que en un proceso de fabricación destinado a la realización de objetos tangibles, las tecnologías digitales no son suficientes y el proceso “de los átomos a los bits” necesariamente tenderían hacia un retorno a los átomos: “Como seres humanos no podemos tener la experiencia de los bits. (…) La naturaleza del hombre, por tanto, se concreta a través de su relación con lo físico, su experiencia con el ambiente en que se desenvuelve y la propensión a conocer y comprender a través de una relación recíproca con todo aquello que puede ‘tocar con la mano’, ‘no existe escapatoria al vínculo con lo físico’. (…) En el actual contexto productivo que emplea las tecnologías digitales, se producen esencialmente productos intangibles pero, haciendo referencia a una economía de escala, llega a ser esencial un retorno a los productos materiales, concretos. En este sentido, el papel del artesano es promover una cultura del producto bien hecho y de calidad, a través de instrumentos flexibles e innovadores como las tecnologías digitales. Ser digital es la clave para crecer”.

En este sentido, la tecnología digital es el futuro en manos del artesano, incluso directamente utilizada por el diseñador, que logra cubrir el proceso de fabricación gracias a este desarrollo técnico. Este avance digital también permitiría que el destinario pueda producir directamente el producto, que recibe en su casa proyectado por el diseñador. Asimismo, la propia plataforma de Internet permite llegar más allá, en lo que se ha denominado sistema web 3.0, que trasciende la mera interacción de los usuarios con las corporaciones de servicios o productos, y ahora participan también en su creación. En este sentido nace el diseño colaborativo, mediante la co-creación que supone la participación creativa propia de la gente, como expertos en el uso y valoración del producto/servicio. Una participación directa en el desarrollo de conceptos e ideas, que el propio diseñador puede promover y que posteriormente implementará para lograr un co-diseño mucho más eficaz e innovador. Esta nueva generación de la actividad profesional del diseño resulta especialmente útil para el sector de los servicios y, sin duda, revolucionaría el ámbito de las administraciones públicas, que de este modo podrían servir más directamente a las necesidades y demandas de la gente.

Por el momento, estas experiencias de implementación digital se vienen aplicando con éxito en el ámbito del artesanado. Nuevas industrias basadas en la artesanía están despegando con un considerable desarrollo, tanto siendo orientadas en el ámbito local como en el mercado global mediante Internet. Nuevas empresas dedicadas a producir bajo demanda, y cuyo límite de producción parte de la unidad, gracias al desarrollo de la impresión 3D y otros procedimientos tecnológicos que permiten que se pueda individualizar el producto a su máximo nivel de personalización.

Como afirma Isabel Valdés en los Cuadernos de Diseño 4, este procedimiento “supone más que una revolución tecnológica, una revolución cultural. Lo que realmente cambia no es tanto el objeto que consumimos, sino la manera en que lo consumimos (…) Si la última revolución consistía en la producción en masa de millones de productos perfectos e idénticos entre sí, con rígidos controles de calidad y de estandarización, esta última revolución consiste en la producción de unos pocos objetos, con evidencias de su individualidad, su identidad y su no linealidad. Asistimos al nacimiento no de la fábrica, sino del taller sostenido y desarrollado por las redes sociales (…) Esta nueva forma de fabricar descentraliza los medios de producción en sí mismos. El diseñador podrá seguir diseñando para los consumidores de siempre, pero, en lugar de vender los derechos de sus productos a los grandes fabricantes o depender de ellos para producir, podrá desarrollar sus propios productos con independencia y autonomía. La democratización de las herramientas de diseño y fabricación ofrecen una oportunidad para reconsiderar diseños existentes, así como proponer nuevos productos únicos capaces de adaptarse rápidamente a las necesidades individuales contemporáneas (…) El diseño y la fabricación hoy son producto de la cultura de la participación. Explorando cómo las personas creativas diseñan y producen objetos, encontramos que es en la interacción entre las comunidades donde una nueva revolución se está gestando”.


Autor: Sebastián García-Garrido

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