Fecha

09 julio 2018

IED Turín: creatividad, innovación y colaboración para un ecosistema emprendedor en evolución. Paola Zini, directora de IED Turín, habla sobre el papel de la escuela en la promoción de un enfoque multidisciplinario.

Desde enero de 2018 Paola Zini es la directora del IED Turín. Nos cuenta sobre su recorrido personal, sus objetivos y el papel de la sede en el ámbito del ecosistema emprendedor turinés.

Una de sus primeras declaraciones se encaminaba a una creatividad distinta, que crease un diálogo entre design y otras disciplinas. ¿Cómo se podría obtener?

Creo firmemente en la relación entre lo que hacemos dentro del IED y el mundo de la cultura, ya que las empresas creativas proceden de un patrimonio histórico-artístico-cultural: es una relación natural, sobre todo en nuestro país. Me parece imposible que las dos cosas se puedan separar.

Un ejemplo concreto de esta relación se puede contar a través de las tesis de nuestros Cursos de Fotografía y de Ilustración sobre los Museos Reales de Turín, del año académico 2017/18. Se trata de un sujeto museístico que está cambiando fuertemente. La nueva directora de los Museos Reales, Enrica Pagella, es una gran profesional que está revolucionando un museo que ya era maravilloso pero que necesitaba un cambio. Era el resultado de tantas realidades; hoy se ha convertido en un gran polo de atracción único. Para el IED ha sido interesante la intersección de este proceso de cambio, que podría llevar, incluso, a colaboraciones con otras disciplinas de nuestros recorridos de estudios y de los que podría surgir un interesante proyecto para el territorio.

¿Qué oportunidades podría ofrecer el IED Turín para crear un ecosistema empresarial?

Siempre he visto el IED como un actor dinámico de la realidad turinesa, porque la formación es un elemento fundamental en un sistema territorial.

He tenido la suerte de participar en el primer plan estratégico de esta ciudad. De hecho, hay que recordar que a finales de los años noventa, Turín empezó a pensar en un proceso de renovación. Era una ciudad completamente diversa a como es hoy y fue la primera ciudad italiana que decidió experimentar un plan estratégico, no un plan regulador (un documento con valor legal), sino un instrumento que, sin embargo, procedía de las lógicas empresariales y se aplicaba a un territorio, a la Administración Pública y a sus relaciones con todos los actores.

Las experiencias más interesantes a mitad de los años noventa procedían de España, Inglaterra y Francia: los dos ejemplos más llamativos en ese momento eran Barcelona y Bilbao; la primera, que contaba como perno de su cambio las Olimpíadas, y la otra apoyada en la cultura, con el Guggenheim. En realidad, tras cada uno de esos dos icebergs se escondía un plan estratégico, elaborado con todos los actores del territorio, que no se imponía por la administración local o regional, sino que surgía de un trabajo en equipo.

Cuando llegó el momento de elaborar el plan estratégico en Turín, la Ciudad miró hacia aquellos ejemplos (y yo misma preparé una tesis que comparaba Turín con otra ciudad industrial, Bilbao). Fue el primer momento divisorio para la capital piamontesa, que venía de sufrir una terrible crisis industrial y todavía se la consideraba una one company town, la ciudad de Fiat y, como mucho, de la Juventus. Esta parecía la única identidad renovable para el territorio, el resto estaba enterrado bajo el polvo. El plan estratégico fue la ocasión para redescubrir sus numerosas excelencias.

En ese proceso, el IED Turín jugó un papel importante en el plan de formación en el territorio. Mientras tanto se han hecho muchas cosas: Turín fue elegida como sede para las Olimpiadas invernales de 2006 y se transformó de nuevo... Hoy, la ciudad se encuentra en una fase diferente pero, inevitablemente manteniéndose dentro de estas lógicas de cambio territorial para poder dar la propia visión y la propia contribución.

Pensar en crear un sistema quiere decir centrarse en los vínculos entre las partes más que en los elementos individuales. En un proceso de este tipo hace falta renovar procedimientos, instrumentos y, sobre todo, modelos. Pero a menudo, los nuevos idiomas no son nada más que una máscara tras la que se esconde un viejo modelo y falta el necesario cambio de mentalidad. ¿Qué hace falta ahora?

Es cierto. A menudo se nos llena la boca con palabras como "sistema" o "reuniones", pero después no nace nada de ellas. Pero yo creo mucho en las relaciones interpersonales y he tenido la suerte de conocer bien a los auténticos actores de esta ciudad desde el punto de vista económico, social, cultural... Y creo que, al final, la construcción de proyectos auténticos con estos sujetos depende de cada uno de nosotros.

Antes hablaba del proyecto con los Museos Reales, que nace de la exigencia de un museo que está cambiando el modo de comunicarse y también de dirigirse a nivel interno. Por ello, sería útil dialogar con otras disciplinas porque necesitan las competencias profesionales expresadas por escuelas como la nuestra. Tiene que existir una relación fuerte con un sujeto del territorio, como lo es este, con una exigencia a la que intentamos responder.

Otro actor que colabora con el IED y que nos permitirá realizar una exposición y una publicación es la Consulta para la Valorización de los Bienes Artísticos y Culturales, una realidad turinesa muy interesante y constituida por numerosas empresas del territorio. Las empresas participantes invierten su cuota en proyectos culturales que deben financiarse: así, el mundo empresarial se dedica al mundo cultural. A partir de esta colaboración el IED también puede ofrecer nuevas oportunidades a los propios estudiantes, integrándolos en el territorio. Estoy cada vez más convencida de lo útil que es arrancar de planificaciones concretas.

¿Con qué papel o con qué instrumentos concretos podemos contribuir al desarrollo de este ecosistema (metodologías específicas del design, conocimientos, plataformas de trabajo)? ¿Y en qué sectores?

Hace tres años que oigo hablar de Design Thinking, pero los efectos no se ven todavía. Creo que se trata de un fenómeno de moda, pero hará falta estar atentos.

Pongo un ejemplo con el Diseño de Producto, que ha cambiado tanto en estos 50 años de historia del IED. Preparamos a personas que realizan muchas cosas, proyectistas a 360º. Pero el design del producto ha cambiado mucho y ya no se centra en el servicio o, si se centra en él, se trata de un servicio inmaterial. Sin embargo, también hay cambios paradigmáticos a nivel económico que se deben tomar en consideración.

Hace diez años empecé a trabajar en una cosa que tengo que admitir que, en su momento, consideraba una moda pasajera: el mundo del design auto producido, cuyo futuro no estaba claro. Este tipo de design representaba también un modo para entrar en un mercado que estaba saturado. Pero después, los jóvenes diseñadores empezaron a explicarse de una manera distinta y esto dio lugar a una economía distinta. Me parecía interesante analizar qué estaba cambiando y, tras una profunda investigación me di cuenta de que, efectivamente existía un nuevo mercado. De allí nació una feria, Operæ, que después se ha transformado.

Hoy en día, muchas grandes empresas se comunican gracias a un cierto modo de explicar el design, que puede ser la valorización de la artesanía por excelencia o de la relación con los diseñadores. Podrían ser modas pasajeras, pero si nos paramos a pensar en que existe una tendencia, quiere decir que algo yace y, según mi punto de vista, las tendencias tienen que vigilarse.

¿Qué programas de investigación está poniendo en marcha el IED Turín para producir creatividad? ¿Y qué tipo de oportunidades abren?

Turín ha puesto en marcha, desde hace pocos meses, un proyecto que tiene como objetivo la investigación a 360° sobre el tema de la movilidad. Se llama IED mobility lab. Nace en Turín aprovechándose de la experiencia y de las competencias en ámbito de Diseño de Transporte. Pero este solo es el punto de partida. El objetivo es contar con un espacio, un laboratorio centrado en la movilidad y en el que reflexionar, dejar que las ideas fluyan, estudiar conexiones, profundizarlas, mezclándose con otras disciplinas. Y, sobre todo, involucrar a distintos actores de dentro y fuera del territorio. Turín es una ciudad que ha visto cambiar su relación con el resto de Italia gracias a la alta velocidad. Este es solo un pequeño ejemplo. Esperamos que la primera colaboración se produzca dentro de la red del IED, por ejemplo con el IED City lab.

¿Cuáles son los principales objetivos para la sede de Turín?

Creo que nuestra sede tiene grandes posibilidades de crecimiento, seguramente desde el punto de vista numérico pero sin olvidarnos nunca de la constante investigación sobre la calidad de los docentes, de los proyectos y de los coordinadores.


Paola Zini

Desde 2000 a 2006, coordina las áreas de desarrollo económico y de formación dentro del plan estratégico de Turín.

Desde 2006 a 2009 es la directora del comité organizativo World Design Capital Torino, primera ciudad premiada con el título de Capital Mundial del Design por parte de ICSID, hoy llamado WDO (World Design Organization).

En 2010 funda Bold, sociedad que cada año produce Operæ (feria internacional del design independiente) y que trabaja en los campos de la creatividad, del design y de la artesanía.

Es la presidenta a cargo del Consorcio de las Residencias Reales Sabaude.

Desde enero de 2018 cubre el papel de directora del IED Turín.

Podría interesarte: